Pasó ese tiempo.
No hubo demora
ni precipitación.
Cuando la tierra tuvo
que temblar, lo hizo
también cuando fue hora
de llorar. El mar
estuvo en su sitio,
resplandeció la luna en él.
A veces hubo olas.
A veces niñas.
Gritaron sólo las lombrices
pero nadie escuchó su canto agudo,
nadie oyó que avisaban.
Nadie les contestó.
Era el perdón.
La madurez.
El olvido.
Ricardo es muy profundo ese poema no??
ResponderEliminarYo como no soy muy entendida en los poemas no puedo evaluar su calidad, pero a mi me ha gustado.
Maria Jose Perez (Marta)
Como la crisálida que deja atrás su envoltura sin oponer la menor resistencia
EliminarPrecioso.
Un beso
Mucho más bonita tu crisálida Mery, gracias. Y a ti también Mª Jose, me alegro de que te haya gustado, eso vale más que cualquier profundidad. Besos mil
Eliminar