Hoy era lunes todo el día.
La fecha se marcará en los calendarios:
el lunes histórico en que dimite el Papa de la Iglesia Católica,
el portavoz de Dios entre los mortales,
el señalado por San Pedro como depositario de unas llaves inmensas.
Y aunque todos sabemos que estas llaves
hace ya tiempo perdieron su función de llaves,
era difícil que hoy, lunes todo el día, sucediera noticia más
histórica.
No era de esperar que se acabase el hambre
o las grandes acumulaciones de capital.
Así que, bien mirado, Ratzinger eligió bien el día de su renuncia.
Si hubiera optado por mañana, todo
quizá podría
haber sido tan distinto.
El lunes de la renuncia del Papa
ha sido lunes todo el día.
Yo intentaba escribir unas líneas
que terminaran antes de medianoche
pero ahora amenazan convertirse en el canto inconcluso del lunes de
la renuncia del Papa.
De ahí que haya cambiado el tiempo de los verbos,
para ajustarlos a la literalidad.
De ahí también que a punto he estado
de perder la vigencia
de calificar de impertinencia
la pregunta que Carles Francino le hace a Monseñor Lombardi en la
radio el día de la renuncia del Papa
dígame cuándo ha sido la última vez que ha rezado.
Monseñor Lombardi sonríe ante esta pregunta final, qué va a hacer él,
pobre mortal.
Bien sabido es de todos que reza varias veces, todos los días,
no es interpretable que persiga el entrevistador descubrirnos aquí nada
interesante.
Las personas normales sólo podemos pensar que persigue
insultar al entrevistado en pleno rostro y con impunidad.
La pregunta es impertinente no por maleducada
si no por no pertinente.
He apagado la radio. Simplemente.
Hoy fue el lunes todo el día
de la renuncia del Papa.
La fecha se marcará en los calendarios
y yo quise marcarlos también,
dejar mi pintada en las paredes del mundo:
un ESO A MÍ NO ME INTERESA NADA.
Pensé en hacerlo como en otros blogs.
He visto en otros blogs
que las personas normales escriben frases con mayúsculas.
Las fotografían con sus dispositivos táctiles
y colgarlas es como si otras personas normales pudiésemos tocar
táctilmente sus gritos,
paladear esos gritos helados
de menta con chocolate en la tarde de agosto...
Pero no encuentro frases chulas en mi cabeza que fotografiar.
¿Cómo se reivindica que ya no me mareen más la perdiz?
¿Cómo que dejen de mentirme mortalmente?
Lo más que me salía era eso
eso a mí no me interesa nada.
Sólo un verso, ya ven, y además malo,
que escribió un lunes histórico el Papa Ratzinger desde las ondas de la
radio en la cocina de mi casa.
Al final me quedé repitiendo la frase para mis adentros,
Eso a mí no me interesa nada.
Mientras, el lunes de la renuncia del Papa se rezagaba al llegar la hora
de acostarse.
Lo acuné como acuno a mi hija bajo el edredón,
estira las piernas y se acovacha cubierta en la oscuridad.
Me ha pedido a última hora que le cante.
Qué mejor bien mirado que una canción de Lenine, esa que explica
mejor todo
lo que yo podría querer decir el lunes de la renuncia del Papa.
Porque mañana es martes todo el día.
Otra vez un día completo para que sucedan cosas verdaderamente interesantes.