Dije de profesión psicólogo,
de frustración, escritor
– aunque no me creía esto.
Pero la verdad, carecía de pruebas
que refutasen esa hipótesis
y estaba en un ambiente muy científico –,
así que dije de frustración escritor
y continué liberando moscas
ante aquel auditorio de personas en formación,
con ganas, que no habían claudicado
todavía.
Las moscas inevitables
revoloteaban en aquel mundo de ideas
y desovaron toda la mañana
frustrada psicología de soñador y aire:
consejos profesionales,
la teoría de las expectativas,
lo de cuidarse del ego, y su boca,
por la que hablan también
el súper y lo otro.
Me lo pasé muy bien, divertido.
Luego me dejaron solo.
Cuando sus ojos ya no me miraban
me fijé en la araña
que giraba envolviendo
con hilos casi invisibles
aquella habitación llena de tautologías de insecto.
No pude determinar si habrían
adquirido algo útil, conmigo, aquellas personas del futuro.
Probablemente el fukú de estar vivo
sólo puede zafarse en uno.
Araña: dedicado a ti, este poema,
con el cuaderno bajo el brazo.
De gran trastorno soportarlas, dan ganas de envalentonarse contra ellas
ResponderEliminarPero no desprecies a la araña por ser quien la mata, tal vez no seas como la mosca.
Felixcabodano
Breves saludos
Felixcabodano, gracias por estar aquí. No desprecio yo a la araña (ni la mato), al contrario, le dedico este poema con mi zafa. Fukú. Y un abrazo
EliminarPosiblemente, lo único vivo en toda la habitación. Los demás y tú, apenas proyecciones de ella.
ResponderEliminarAbrazos, navideños (o no)
Amando, reconcholis, eres un cabroncete. Pero bueno, somos proyecciones muy vívidas, ¿no? Un fuerte abrazo
EliminarNunca pensó la araña que le habían de dedicar un poema, :)
ResponderEliminarOriginal.
Felices Fiestas, Ricardo!!
Gracias Ohma, perdón por la tardanza. Ahora ya, feliz, 2014 veces. Y un beso
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