Las piedras que los hombres
levantando lindes
fueron acumulando
Los caminos abiertos
que conducen afuera,
a los límites del pueblo
Las vacas apacibles
en un sueño, las vacas bravas
Los desacuerdos de la bicicleta
Las noches junto al televisor
compartidas con nuestra pequeña
El vigor de nuestras relaciones
La feminidad de nuestros encuentros
Las manchas azules
poblando como sarampión
las baldosas del baño
El instante en que simplemente
comprobé que se borraban
con un paño húmedo
El tortazo que ya te perdoné
Tu venganza, que no te he perdonado
Los árboles, que se aman
Todo se junta en la nieve.
Cuando sobrevuelo de nuestra
historia el frío,
desconfío incluso de ellos
De los árboles ¡Mentirosos!
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