Lo mandan a recoger moras
pero el tiempo no ha llegado todavía
así que el tarro regresa vacío
y el niño roto y por dentro desconsolado.
Le dicen si vas a querer
mermelada, has de trabajar mejor.
Le recomiendan un camino nuevo.
Búscate las mañas, le dicen, las alcanzarás.
Peor. El niño se pincha y vuelve
a casa sangrando.
Luego escucha la cocina, cómo discuten
qué le pasa al niño que no logra nada.
Él se tapa las heridas con silencio
y se acuesta a soñar.
Sombras de mora en la habitación
que de la pared con otras verdes retira.
A la mañana, se levanta enérgico
y se aventura por el viejo camino.
Recoge todas las moras verdes
y prepara una mermelada.
La planta en la mesa al desayuno.
No evitan torcer la cara por la acidez.
El niño les recoge las migas y les cuela
en la boca el viejo dicho del amor acaso
Y va por buen camino quién aprende poco a poco de las circunstancias que en esta vida solo lo maduran...
ResponderEliminarCon una verde se retira, de la ropa, la anterior...Principio limpio y empírico.
Aún es pronto para las moras de moral y no refiero a sólo a las de zarza y árbol, también a aquellas otras que le inculcan los prejuicios de otros.
La poesía, fantástica y su final...de moraleja, como aquel lugar que nos es conocido y rico o sabroso. Quién sabe.
Salú i Livertá
Eso es falta de empatía cierto? los adultos se tienen que poner en el lugar de los niños para protegerlos, darles confianza y amor.
ResponderEliminarUn abrazo para ti con harto dulce de mermelada recogida por el camino del amor y dulzor.
mar
En la acidez está el conocimiento. También el de las moras.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
En la acidez está el conocimiento. También el de las moras.
ResponderEliminarAbrazos, siempre