He visto estirarse a un hombre
desde los pies hasta la memoria
y desgastado luego imaginarse
que no ha pasado nada, que es él mismo
Lo he visto aparecerse
con los fantasmas de Pirandello
sobre la obra bajo la batería
asido a su locura por negar su demencia
He visto estirarse a este hombre
siendo innegable que su vestido
estaba componiendo una ficción
y he visto que el hombre no danza
Sus sacudidas son románticas tinieblas
a pesar de todo tentando
la suerte y unos riñones conciliadores
socorriendo la muerte de la carne
He visto estirarse al hombre
y no lo tengo en pie de tanto asombro
Me crujo los ojos con mimo
o con miedo y me acaricio la chaqueta
Algunos hombres, cuando nos estiramos, en vez de dar de sí, damos de no.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
" asido a su locura por negar su demencia", qué hermosa frase. La siento teñida de la amargura de la inetavilidad. De verdad disfrazada de contradicción y paradoja.
ResponderEliminarAparte de eso, el final del poema se me hace extraño. Como... ausente.
Si tu has visto eso, yo he visto -visto lo visto- a otro que estiraba las horas para ganar tiempo y en ausencia de santidad se desdoblaba...las mangas para parecer mayor de lo que era.
ResponderEliminarUna poesía fantástica, donde tu oxímoron dialéctico alcanza una buena altura. Estupenda.
Saúdos :)´