Estuve solo toda la noche.
Solo me emborraché.
Sólo hacía frío en la noche.
Pero llegó un momento determinado
aunque a mí no me lo pareciera
en que ya no lo sentía, al frío
y me pareció que era divertido que mis manos
les estuvieran diciendo a las tuyas
- que eran invisibles -
que eran invisibles.
¿Por qué sois invisibles?, les decían,
y las tuyas contestaban que no querían hacer daño
y el momento se terminó
y entonces ellas desaparecieron
y yo estuve solo.
Toda la noche solo.
Me emborraché. Sólo
hacía frío en la noche
y tus manos eran invisibles.
Pero a mí ya no me importaba tanto.
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