- Para mis compañeros del Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado -
Puso la loma perfecta y con el compás trazó la curva. El camino. Yo (como me había invitado) salpiqué alrededor dos o tres encinas y les advertí que estuvieran prestas. Al momento en que levantara la punta, ya sabes, que entonces me avisaran y les daba instrucciones. Luego me fui a dormir, no merecía la pena esperar despierto. Ya ves que no me equivocaba.
Además, de eso hace mucho tiempo. Te digo que siempre voy a mirar, pero está todo como el primer día. Tú verás si se me hace pesado. Hasta las encinas están que revientan.