viernes, 15 de diciembre de 2017

La celebración

A lengüetazos simultáneamente
des el helado todavía frío
hago, y distraído de mi corona
debajo de un pezón extiendo
y reo el tiempo. (Abstracto dicen
los que saben - sombreros,
bocas rientes, su lindura-,
yo a mis ganas de criticar
gabanes, bebiendo vino.)
¡Vaya beber nos damos! La sala
y sus colchones des se estrujan
hechos cogorza y ebriedad,
sin saber ahora o después.
Henos aquí (analíticamente
durante despellejando
el carnero con las esponjas),
una piara de bovinos
animales estéticos.
(Menos mal, fue pasándoseme
la angustia, con el tiempo
discreto, mío, de las palabras,
y así mantúveme a flote
cerca del techo.) Vaya bien
antes habernos predispuesto,
los brazos leídos musculantes,
biseccionadas falanges ecoizando.
Futuros subyacemos instantáneos.


martes, 28 de noviembre de 2017

Sólo dos ojos que miran
hacen visible la ciudad que no veo.

Los ojos de una costurera
se me llevan prendido hacia un portal helado.

La tabaquera humilla mis hebras
tiradas por el suelo como plantas
de intelectualidad.
                       
                        Era óptica
sin embargo mi ayudante.
El periodo más longevo
de mi vida laboral.
                        En sus dos ojos
se me mostraron los colores
de las flores, sólo por sus dos ojos
sabía los colores de las flores.
Así, la ciudad que no veo
colmada de dogos
sin correa, gatos
siameses, ardillas
de cola gigantesca,
se repletó una vez de colores
de flores incendiadas
y en el aire invisible de la noche
podía dibujar auroras, constelaciones, nebulosas.

Dos ojos que miran sólo
hacen posible esta, mi ciudad rasgada.

sábado, 18 de noviembre de 2017

Yo cierro el círculo

Ellos la miran a ella
ella me mira a mí
me mira por defenderse
de sus ojos avarientos.
Yo cierro el círculo: miro
a ellos que me dan asco
mientras se tocan la polla
y risa me dan también.

Ella es bella y sudorosa
no sé qué hace corriendo
por este barrio de plata
en esta ciudad: Madrid.
Madrid es círculo endémico
de bondad y de maldad.
Ella corre, estira el círculo
y me dejo llevar yo
creyendo que se deshace.

Pero es mentira, qué va!
Ellos seguirán viviendo
Ella que corre se va
Yo seguiré sin cansarme
deshaciéndome en este giro
Que no, seguiré pensando
Que no es mentira soñar

martes, 31 de octubre de 2017

Desayuno con cisterna

Yo leía libros de filosofía
cuando dos señoras me ofrecieron gratuito
cualquier folleto del expositor rosado.
Eran panfletos católicos
y rehusé la invitación no sin antes
arrojar a la basura
mi vaso de café recién tomado.
Después les deseé buenos días
a las señoras y fui a buscar un váter
con intención de hacer la caca diaria.
Con los pantalones bajados
me toqué el culo, lo tenía frío
de la piedra en donde estuve sentado
mientras tomaba mi café,
y pulsé el botón de la cisterna.
El agua descendió como el martillo de Tor,
se llevó mi filosofía, el catolicismo, junto con mis heces,
tronaba todo junto y creció la cosecha,
un batiburrillo de fresas que acaso pasado
mañana recoja.
Pero hasta entonces miro el agua cómo vuelve,
el martillo de Tor
y Freya, esta fertilidad
no me pregunten de dónde vino esta mañana.
Me levanté demasiado temprano.
Acudí a citas médico quirúrgicas
para acompañar a una mujer que amaba.
Me sentía como en un crucifijo,
encrucijado por la frente y a traición
porque los dioses nos abandonaban.
Así. Solamente quedábamos nosotros.
La intención de querernos.

El agua de la cisterna que volvía.