martes, 15 de abril de 2014

Alfombra

Él puede pasar horas así
sentado, así
que los días que trabajo preparo
siete bolsones de esos que me regalaste tú,
los cargo bien de paciencia fresca
y me siento a su lado.

Él puede pasar horas. A veces
se tuerce a un lado, siempre el derecho,
y levanta los ojos
muy abiertos a todo lo que viene por allí.
Suelen mirarlo, pero no dicen nada
ni hacen gestos,
yo creo que se preguntan si el viejo es una estatua.

Hay veces en cambio que grita
cosas extrañas, como
que a ver a dónde van esos pistoleros
y las mujeres que les siguen
por qué se quitan la ropa.
Entonces sé que se le está yendo la cabeza
y saco ración doble de la bolsa,
una parte para él,
otra para mí.

Le sienta bien la dosis
de paciencia fresca, se calla
enseguida.
Pero en ese momento languidece
de un modo que yo no he visto nunca
y me lo tengo que llevar a casa al hombro,
como si fuera una alfombra enrollada
vacía de cadáver.

2 comentarios:

  1. Sugiere a nombre Mayor
    verbos tan próximos
    hacer tan claro

    Te felicito Poeta

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  2. Excenlente Ricardo, un gusto conocerte y que intensidad de relato o ¿poesia?, parami es una poesía a y de la vida, humana cien por cien, sensible y se coló en mi alma, ¡excelente¡

    Besos muchos ♥♥

    tRamos

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