miércoles, 19 de febrero de 2014

No te vayas

 Te contemplo –sin duda,
puedes creerlo, date o no por aludida,
yo te contemplo—. No pienses en si lo hago
por tu belleza; te pongas como te pongas
yo te la veo.
                Tú me ves así, asido
a mi mirada –que es un asa de plomo
blanco de piedra un régimen—, y piensas
que estoy loco
o que estoy solo, pero no es así, no. Tú me acompañas
y yo soy tan feliz habitándote el gesto
o el ombligo. 
                 Preparo
en ellos mis menús para el pánico;
los adorno con pajarillos de menta
y mientras –pío pío— me voy muriendo
pero sólo por esto: que estoy tan vivo
que no me queda otra que irme muriendo.

 Mientras me queden ojos, tú no te vayas.
 Cuando yo ya no esté, puedes besarme.

5 comentarios:

  1. Cuando yo ya no esté, puedes besarme.
    magnifico, Ricardo, permíteme que lo comparta. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Así que cocinero, ahora. Preparas menús en gestos y ombligos habitados. Efectivamente, debes empezar a morirte, estás demasiado vivo.
    Abrazos, siempre

    ResponderEliminar
  3. Me ha encantado la intimidad simple del amor que hay en tu poema, a estas alturas es difícil hacer (bajo mi modesta opinión) un poema que no se repita en la categoría...mariposas en el estómago. Un gusto leerlo. Unb abrazo.

    ResponderEliminar

Pon tu voz