domingo, 10 de noviembre de 2013

Repartidora de cartas

Sugerí a la repartidora de cartas
quieres pasar a tomar un café,
esa persona no soy yo
no conozco a ninguna Juana
pero sí, la dirección es correcta
¿quieres pasar a tomar un café?

Tenía los brazos pecosos al aire,
una sonrisa seca entre labios carnosos,
me sorprendió que aceptara.
Quizá mejor decir que me dejó sujeto
al propio palo de mi osadía.
Me pasan estas cosas cuando oso.

Dentro en la cocina me comentó
soy nueva en el oficio, la verdad
prefiero las cartas a las comunicaciones
bancarias, pero reparto
pocas últimamente,
a veces las direcciones vienen equivocadas.

Le dije te pareces a mi cuñado
que se imagina en un colegio inglés
de rígida norma, bebiendo de noche
en el cuarto, escribiendo poemas contra
y pintando muros, pintadas groseras,
esta visión romántica nos va a matar, ¿no crees?

Le quité el sostén sólo
del hombro izquierdo.
Mis dedos pasearon por sus pecas diminutas
un instante canicas juguetonas,
se excusó firme tengo que seguir.
Tomé el café solo y con poca azúcar.

Había algo en su voz
ahora ya nadie escribe cartas,
un tópico de hembra acariciadora
que rompió el cuadrado de mi mirada
redonda perdida. Hice las camas
con ese hervor en el bajo vientre

que formaba parte del pasado.

2 comentarios:

  1. Tomé el café solo y con poca azúcar.

    Aguas.

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  2. Nada de aguas amigo, cafecito bien cargado y mucho amor a expuertas. Super beso (para ti) en los bigotes

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