A las 20 horas, en la librería La Central de Callao, en Madrid (calle Postigo de San Martín, número 8), se celebra una lectura homenaje a Ana María Shua, persona que escribe de modo, a mi parecer inicial, recomendable. Si pueden, acérquense.
Les dejo un par de ejemplos:
La pequeña Analía García
La
pequeña Analía García,
caminando distraída, sin pensar,
pisó un chicle por Pampa y la vía
y ya nunca se pudo despegar.
Pasaron las horas y los días.
Sus padres le llevaban de comer.
Pasaron las semanas y los meses.
Analía empezaba a crecer.
Terminó la primaria en calle.
Las maestras la ayudaban a estudiar.
Analía era linda y los muchachos
le decían piropos al pasar.
Tuvo un novio que allí la visitaba.
Se casó, pero no se despegaba.
Pasaron los meses y los años:
Analía empezaba a envejecer.
Andaría por los ochenta y pico,
cuando un nieto fue a verla con su hijo,
y el bisnieto, simpático, le dijo
después de mirarla un largo rato:
"Si querías despegarte, bisabuela,
¿por qué no te sacaste los zapatos?"
caminando distraída, sin pensar,
pisó un chicle por Pampa y la vía
y ya nunca se pudo despegar.
Pasaron las horas y los días.
Sus padres le llevaban de comer.
Pasaron las semanas y los meses.
Analía empezaba a crecer.
Terminó la primaria en calle.
Las maestras la ayudaban a estudiar.
Analía era linda y los muchachos
le decían piropos al pasar.
Tuvo un novio que allí la visitaba.
Se casó, pero no se despegaba.
Pasaron los meses y los años:
Analía empezaba a envejecer.
Andaría por los ochenta y pico,
cuando un nieto fue a verla con su hijo,
y el bisnieto, simpático, le dijo
después de mirarla un largo rato:
"Si querías despegarte, bisabuela,
¿por qué no te sacaste los zapatos?"
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Para
poder dormirme, cuento ovejitas. Las ocho primeras saltan ordenadamente por
encima del cerco. Las dos siguientes se atropellan, dándose topetazos. La
número once salta más alto de lo debido y baja planeando. A continuación saltan
cinco vacas, dos de ellas voladoras. Las sigue un ciervo y después otro. Detrás
de los ciervos viene corriendo un lobo. Por un momento la cuenta vuelve a
regularizarse: un ciervo, un lobo, un ciervo, un lobo. Una desgracia: el lobo
número treinta y dos me descubre por el olfato. Inicio rápidamente la cuenta
regresiva. Cuando llegue a uno, ¿logrará despertarme la última oveja?
Rícar, o que a min parezme é que é caralludamente bo; se tivera tempo iría alí máis tenho facendas ocupando o tempo. Unha ledicia as leituras da xente, dalgunhas xentes máis aló do solpor...
ResponderEliminardl·2R
Por supuesto, no la conocía, como a tantos otros, otras. Los dos granos que has dejado sobre la mesa resultan tentadores, desprenden un común aroma a incertidumbres, a los dos le da un golpe de vida adicional la interrogación final. Al fin y al cabo, estamos instalados entre interrogantes.
ResponderEliminarGracias por traerla, abrazos.
Anda, un compatriota, da miña terra... =)
ResponderEliminarMe encanta lo de "es miércoles todo el día". Las frases con este recurso poético me encandilan.
Buah, me ha encantado también el poema de Analía (Analía Tubarí, cien ciudades conquistaré para tí... ¿de dónde era eso?). Musicalidad, ritmo, ingenio y ternura... ¿se puede pedir más? Las ovejas y los lobos me han hecho sonreír a carcajadas. Es genialoso. Callao, por desgracia, me queda un poco lejos =P
Sugerente, sí. Gracias por la recomendación.