sábado, 20 de abril de 2013

El beso

Entré al andén
pero el metro no estaba.
Estaba sin embargo el largo beso
que no podía ser sino de amor.

Me lo llevé a los labios
y me quemé las muelas.
El dentista me ha dicho que no hay nada que hacer.

Piensen que todo
sucedió
por llegar tarde
a ese lugar inocente al que no debí acudir.



miércoles, 17 de abril de 2013

Shua

Hoy es miércoles todo el día.
A las 20 horas, en la librería La Central de Callao, en Madrid (calle Postigo de San Martín, número 8), se celebra una lectura homenaje a Ana María Shua, persona que escribe de modo, a mi parecer inicial, recomendable. Si pueden, acérquense.
Les dejo un par de ejemplos:

    La pequeña Analía García

    La pequeña Analía García,
    caminando distraída, sin pensar,
    pisó un chicle por Pampa y la vía
    y ya nunca se pudo despegar.
    Pasaron las horas y los días.
    Sus padres le llevaban de comer.
    Pasaron las semanas y los meses.
    Analía empezaba a crecer.
    Terminó la primaria en calle.
    Las maestras la ayudaban a estudiar.
    Analía era linda y los muchachos
    le decían piropos al pasar.
    Tuvo un novio que allí la visitaba.
    Se casó, pero no se despegaba.
    Pasaron los meses y los años:
    Analía empezaba a envejecer.
    Andaría por los ochenta y pico,
    cuando un nieto fue a verla con su hijo,
    y el bisnieto, simpático, le dijo
    después de mirarla un largo rato:
    "Si querías despegarte, bisabuela,
    ¿por qué no te sacaste los zapatos?"
   
    -----------------------------------------------------

    Para poder dormirme, cuento ovejitas. Las ocho primeras saltan ordenadamente por encima del cerco. Las dos siguientes se atropellan, dándose topetazos. La número once salta más alto de lo debido y baja planeando. A continuación saltan cinco vacas, dos de ellas voladoras. Las sigue un ciervo y después otro. Detrás de los ciervos viene corriendo un lobo. Por un momento la cuenta vuelve a regularizarse: un ciervo, un lobo, un ciervo, un lobo. Una desgracia: el lobo número treinta y dos me descubre por el olfato. Inicio rápidamente la cuenta regresiva. Cuando llegue a uno, ¿logrará despertarme la última oveja?

[El primero de los textos lo he extraído de la web www.imaginaria.com.ar. Si la referencia es correcta, procede del libro de Shua "Las cosas que odio", Buenos Aires, Alfaguara, colección infantil, 1998. Como bien han deducido, es una de las abundantes obras de la autora en poesía "infantil", término un tanto ridículo... bueno, a no ser que por fin hayamos matado del todo al niño o niña que llevamos todos dentro, más o menos adentro.

El segundo texto lo extraigo de latorredebabel.wordpress.com, blog de Juan Zapato, en su entrada de 10 de junio de 2010. Dice Juan que procede del libro de microrrelatos -el otro ámbito en el que más abunda Shua- "La sueñera".

No he leído mucho más de Ana María Shua, pero parece sugerente... ¿no?]

domingo, 14 de abril de 2013

Investigación

Una calva puede ser la pista
de despegue para la avioneta
que tripulada por una mariquita
averigüe por fin por qué somos tan tiempo
que bajamos el hombro casi sin darnos cuenta.

La mariquita toma
notas incomprensibles en su papel continuo,
sólo los sapos saben descifrar
sus anotaciones cuando hay tormenta.

Cuando hay tormenta
la avioneta regresa con dificultad a la pista
de aterrizaje.
La mariquita viene
mareada, los sapos le dan un calmante pero ella
no les da siquiera las gracias.
Va tan absorta en sus cavilaciones
que no le queda tiempo para alzar la vista.

Se mete en el laboratorio y ya no da señales de vida.
Días más tarde notifica
la exploración resultó imprecisa
por turbulencias.
Habrá que recoger de nuevo datos.

domingo, 7 de abril de 2013

La canción del jinete

... cada ser Un universo
cada instante Un mundo
cada renglón Un segundo
cada lugar Un comienzo

cada persona Un profundo
equipaje Sentimientos
siderales y recuerdos
útiles Así Fecundos...

duerme el dinero En su villa
y una "crisis" en las calles
Cada quien tiene su valle
donde se duerme... La vida

va variando Su talle
en función de la valija
Los que conservan La pila
siempre dirigiendo el baile.

Junté las dos aventuras
y es cuando me hallé Perdido
sin saber ser yaMartillo
sin quedarme alguna duda

Por eso algunos Amigos
me dicen que voy En fuga...
son sólo mis herraduras:
no aceptan tal desatino

sigo cantando a la noche
circular Así Fecundo...

martes, 2 de abril de 2013

Pelos en la nariz

Un tío que tenía pelos en la nariz
se miró en el espejo y puso la mente en blanco
para comprender mejor la situación de su imagen.

Cuanto vio,
se le quedó grabado en la retina
pero dado la vuelta, esto es, los pelos
parecían poros huecos y su nariz un túnel
en lugar de la clásica protuberancia que hace temblar a algunas mujeres.
Por allí dentro, de hecho, se topó con más de una.

Llevaban cestos llenos de frutas
y pañuelos en la cabeza anudados con gracia.
Quiso desanudarlos, pero ellas
no se lo permitieron. Quizá fueran productos
de otros amores, no todos legítimos como el amor real
pero algunos igual de serios
y todos igual de lógicos
cuando se miraban con cierta dosis de empatía.

El tío pensó que,
siempre que no se miraran los nudos como roscas
-esto no era fácil-
la cosa resultaba aceptable, así
que dejó de intentarlo.
Cuando pasaba una de aquellas damiselas,
él, simplemente,
se comía toda la fruta posible
y luego se tiraba de los pelos para afuera,
quizá un tanto cansado de tanta oscuridad pero
con la sonrisa escéptica
asomada siempre en el espejo con que miraba.