domingo, 10 de febrero de 2013

Crecida

Créanlo o no, pero imaginen que lo crean. Críticamente, pero imagínenlo. Imaginen que han conseguido ustedes que se mueva, y ya lo hace, y hacia aquí se dirige. Viene dando pasos largos. Parece que tiene prisa. Da incluso miedo ver cómo se acerca. Es más grande de lo que habían pensado, ¿verdad?

Cójanlo ahora de la mano, con las manos atráiganlo hacia ustedes como si se tratara de una vasija de arroz, como si tuvieran hambre. Como si hiciera varios días que no han comido. Domínenlo. Conviértanlo en una cinta que serpentea en el aire. Colores verdes y amarillos. A su paso va dejando un paisaje de primavera, flores, espigas, árboles.

Créanlo o no, pero imaginen que la crean. Críticamente, pero imagínenlo. Imaginen que han conseguido ustedes que una mujer de cabellos ondulados y vestido que muestra los hombros se mueva dentro del paisaje. Y ya lo hace. Y hacia aquí se dirige. Viene dando brincos alegres. Parece querer alcanzarnos. Da incluso miedo pero es inevitable. Cuando llegue el olor de su cuello, aprobarán la decisión tomada. Créanlo o no. Aprobarán la decisión tomada.

Deténganse en el olor de su cuello, en su temperatura. Ruborícense al meter allí su nariz, sientan sus mejillas simpatía. Noten las cosquillas que hace su cabello. Y hocen, como los jabalíes buscando bellotas en el suelo de la dehesa, la humedad de la mañana, el calor de la tarde, las sábanas nocturnas. Bajo las sábanas nocturnas, cuando descansen después de todo esto, recuerden que todo empezó imaginándolo.

Imaginando que podían todo.

Que todo se hacía cada vez más grande.

Que amaban a una mujer de cabellos ondulados y vestido que muestra los hombros. No sabrán si fue en el amor o en el vestido en donde vino este dolor rasgado que como un juguete se les ha metido a ustedes dentro del corazón. Pero imagínense también que lo sacan de dentro y consiguen ustedes que se mueva. Es sencillo. Una máquina dentada que da vueltas llevada por el agua. Hasta que el agua vuelve a su curso. Se junta con el agua que sigue su curso.

Y amistosamente pedalean en la tarde con su barca naranja bajo la que nadan peces blancos con aletas azules que a veces muestran su vientre. Y pedalean en la tarde amistosa creciendo sus vientres, plateados reflejos en el agua que crece conforme logran ustedes que se mueva.

Créanlo o no, pero imaginen que crean el agua. Críticamente, imagínenlo. Imaginen que consiguen ustedes que se mueva, que ya lo hace. Y que, como siempre, se dirige hacia aquí. Hacia ustedes. Viene dando pasos largos, alegres brincos, leves. Da miedo ver como se acerca. Es más grande cada vez.

9 comentarios:

  1. Aunque me siento mas como los hidratos de carbono de tu poesía de mas abajo este Es más grande cada vez... me parece impresionante Ricardo.
    buenos días

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    1. Gracias Balbi. Y perdona la tardanza en contestar, es más grande cada vez, ya sabes...

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  2. Lo que crece a lo largo del excelente (creo, pero no me hagas mucho caso) poema, es tu dominio de los aleteos del lenguaje, a veces parece que las palabras nos van a inundar.
    Me descubro, y descubierto quedo. Un abrazo.

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    1. Gracias Amando. Por cierto, yo también ante tu "besar la vida entre los soportales", de 20 de marzo (recomiendo visitar, en su blog "parece que vuelvo tarde", a quien lea esto). Un abrazo

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  3. Fantástico! Has conseguido lo imposible:
    ¡Tengo una profunda fe crítica!
    Un abrazo,

    Nená

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    1. Pues me alegro Nená, eso está bien. Me gustó tu entrada de 26 de marzo, esa de cambiarle las fichas....

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  4. He podido respirarlo todo o todo me ha respirado a mí. Como en esos viajes que se viven tan intenso, ha quedado todo dentro danzando entre olas y crestas en el alma. Maravilloso!
    Gracias

    Un beso viajero

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  5. Me encanta... este imaginar.

    Gracias a tí ;) (me hizo gracia el comentario)
    Besos abisales

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