martes, 22 de enero de 2013

Panteón

[Ando entretenido en un trabajo sobre César Vallejo, en este su panteón de 31 de octubre de 1937, cinco meses y medio anterior a su muerte. Probablemente agotado, enfermo, devastado por la realidad. No le hagan mucho caso. Deléitense en su intención sónica. Corran después a buscar más textos de este poeta rompedor magnífico que hacía plástico con la lengua. Dilaten sus oídos, amigos, queda poco...] 

                     PANTEÓN

    He visto ayer sonidos generales
mortuoriamente,
puntualmente alejarse,
  cuando oí desprenderse del ocaso
tristemente,
exactamente un arco, un arco iris.

    Vi el tiempo generoso del minuto,

infinitamente
  atado locamente al tiempo grande,
  pues que estaba la hora
suavemente,
  premiosamente henchida de dos horas.

    Dejóse comprender, llamar la tierra

       terrenalmente;
  negóse brutalmente así a mi historia,
  y si vi, que me escuchen, pues, en bloque,
  si toqué esta mecánica, que vean
lentamente,
  despacio, vorazmente, mis tinieblas.

    Y si vi en la lesión de la respuesta,

       claramente,
  la lesión mentalmente de la incógnita,
  si escuché, si pensé en mis ventanillas
  nasales, funerales, temporales,
       fraternalmente,
  piadosamente echadme a los filósofos.

    Mas no más inflexión precipitada

  en canto llano, y no más
  el hueso colorado, el son del alma
       tristemente
  erguida ecuestremente en mi espinazo,
  ya que, en suma, la vida es
       implacablemente,
  imparcialmente horrible, estoy seguro.

[Manejo la muy interesante edición crítica César Vallejo, Obra poética, coordinada por Américo Ferrari y editada en 1988 en la Colección Archivos ALLCA XX.]

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