domingo, 11 de noviembre de 2012

El doble juego del secreto a voces

He venido a contarles un secreto.
Era un secreto a voces, tan a voces
que parecía perdido su valor
ya me entienden, su fuerza.
Por eso se preguntaba
nuestro secreto
para qué quería ser secreto.
Si no tenía ni valor ni fuerza, para qué quería ser secreto.
Y por eso se hacía más a voces, tan a voces
que al final nadie sabía
que era secreto.
¡Fíjense qué paradoja!
Son cosas que suelen pasar, una espiral irremediable.
Yo les diré lo que el secreto esconde.
¿Qué les parece?
Así tendremos todo algo más claro.

Les diré que un secreto siempre esconde
que juega un doble juego
relacionado más que seguramente con la imposibilidad
de determinar el límite a partir del cual
deja de ser secreto.
Era un secreto a voces, suele decirse
y entonces pierde todo su valor
ya me entienden, su fuerza.
Pero hay veces, no pocas
en que de tan a voces los conocemos todos
y entonces resulta provechoso porque vienen
a enseñarnos cosas nuevas
a clarificar caminos
a deslindar los campos.
No sé si se habían fijado en esto
ni si he sido capaz de explicárselo bien.

¡Hay ejemplos de tantas formas!
Cosas antes secretas que hemos descubierto
y al quedar así expuestas
hemos podido deleitarnos sin arrobo.
Fíjense cuánto hemos aprendido:
el vuelo de los aeroplanos
la masa de las empanadillas
cómo hacer mejor el amor
administrar el bolsillo
expresar nuestras emociones...

Pero está el doble juego
su otra cara.
Ya, seguro que ustedes no la ignoran...
hablan de maravillas de tan a voces que parecen vulgares
insultantes
erróneas
las más de las veces demasiado atrevidas.
Hemos perdido los valores, dicen
conminan a guardar el secreto otra vez.
Ya saben, los procesos
de transición son inevitables.
Nada está quieto por tiempo indefinido.

El secreto que vine a decirles
era un secreto a voces, tan a voces
que había dejado de ser secreto
y simplemente ahí
se había acabado la historia.
Había perdido todo su valor este secreto.
Pasó como con la isla:
el mapa ha desaparecido definitivamente
nadie recuperará nunca ese tesoro.
La riqueza ha sido gastada o ha cambiado de titularidad.
Nosotros guardaremos el secreto
porque de tan a voces tiene un alto valor
una gran fuerza.
No sabemos siquiera que era secreto,
¡así que podremos utilizarlo a nuestro antojo!
Hay que tener en cuenta, solamente
que el secreto mismo puede tener interés en recuperarse.
Que el proceso de transición es inevitable.
Que nada está quieto por tiempo indefinido.
Hemos de estar atentos, porque así
funcionan los secretos
y volverá el momento de darlo a conocer

[Abundaron las cosas que pasearon por mi cabeza mientras escribía esto. Parecía un parque mi cabeza, lleno de plátanos, de castaños y de paseos.

Pasó por allí Watzlawick, a quien les recomiendo encarecidamente que exploren si tienen curiosidad por la psicología humana.

Pasó Houllebecq, afamado en estos tiempos. Iba muy acompañado. Gente que, me pareció, necesita categorizar la vida para sentirse bien. Me pareció comprensible, la verdad, aunque algo triste.

Pasaron unos cuantos millones sin maleta y unos tipos con traje que corrían porque les perseguía la policía. (Luego resultó que la policía perseguía a otros tipos, muy negros, que llevaban copias de cedés. Consiguieron despistarles y me invitaron a una caña, a la salida del parque, en un bar en la calle Sáinz de Baranda que ahora se llama El Rincón de Arturo.)

Pasaron hemistiquios y pausas versales, tipos de letra, edición de textos, la métrica de Machado y la de Rubén Darío, el amigo Unamuno haciendo dibujos en el cuaderno... estudios literarios en fin que fueron quienes me hicieron venir a contarles un secreto -cuánto me gustan-

aunque luego me fuera por los cerros de Úbeda.]

2 comentarios:

  1. No hay duda que este secreto dio mucho de si, :)
    Hay secretos que piden ser descubiertos,otros condenados a muerte,otros que a nadie le interesan, otros buscados y nunca encontrados...
    Bicos.

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