miércoles, 28 de noviembre de 2012

Frío

La ciudad
cuando llega el invierno
está llena de gente que ha olvidado
que tiene dos piernas
dos ojos
dos brazos
y que sólo se sabe quién se es, qué se es
cuando se mira al otro y se le ve, y es otro.

Por eso en mi ciudad
cuando llega el invierno
y sobre todo en barrios así como de plata
las aceras se pueblan de algunos
-pocos-
fantasmas que sentimos
más solos que si fuéramos fantasmas de verdad
el frío en las piernas
los ojos
y los brazos,
y también en la cara.

Ahora bien, si la cara
tan fresca como está y tan precisada
de algún calor humano
se cruza un breve instante
con otra cara fresca y precisada
que envuelve una sonrisa
una belleza
un guiño,
no saben los que olvidan
en la ciudad
cuando llega el invierno
lo mucho que se pierden. Y lo mucho
que disfrutamos nosotros
-los fantasmas-
de la vida.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Por encima del aire

Debajo de la tierra
donde me escondo
habitan los atunes
y las cigüeñas
las puntas de las alas
son ya de barro
y en la arcilla, en la espuma
transcurre el agua.
Yo nado transparente
sobre su cuerpo
abro la boca en aros
respiro fuerte.
Yo me vuelvo infinito
con la mirada
y fabrico azulejos
para su nido.

Debajo de la tierra
donde me escondo
cerca de las cigüeñas
y los atunes
no me nacen las alas
punta de vidrio
porque me puede el agua
sobre el naufragio.
Respiro indiferente
y muevo el aire
para enjugar mi frente
de piel oscura.
Debajo de su nido
como aventura
sobre mi piel de vidrio
bajo la angustia

debajo de la tierra
como cigüeña
por encima del aire
como un atún,
yo vivo

viernes, 23 de noviembre de 2012

Alocución a las 23 / ilusiones

¿Cómo miran los hombres, las mujeres? ¿Qué miran? ¿Cómo ven? ¿Qué vemos cuando miramos? ¿Qué miramos?

Ustedes creen que tienen ojos, pero es mentira. Tienen procesadores de información. Su ojo no es otra cosa que la ranura por la que entra el pen. ¿Y si les pincho?
¿Y si les pincho con mi pincho sigiloso? ¿Qué penetra suave en su ranura? ¿Qué hay aquí dentro? ¿Notan mis cables de cobre y mis bastos chips de información?

¿Desde dónde están ustedes agarrándome? ¿Utilizan algún tipo especial de encaje? Yo noto que me están extrayendo algo, y a cada poco me voy puliendo y puliendo, y puliendo. Noto su software lleno de códigos, palabras y signos. Me descodifican sin permiso. Rozan y succionan mi jugo. No alteran lo que soy, quizá, pero me pulen. Al llegar al final, ya me tienen entero.
¿Y si no soy lo mismo que cuando había entrado?

Ustedes, quizás, utilizan varios, tipos especiales de encaje. Escaleras perversas, peldaños de alivio, técnicas de interpretación, estrategias impúdicas, tácticas de escape. Excesivo para desgranarlo, innecesario enumerarlo. La lista inútil es una alfombra menuda que se acerca a nosotros desplegando sus flecos a modo de avanzadilla. Viene desde el horizonte. Por detrás está el sol que tiende a su fin.
Háganselo explorar de todos modos. Es lo mejor, no por tejer la alfombra; por conocer los mecanismos de su mirada. No dejarán de padecer el mal, pero el mal estará bajo su mando. Es al fin y al cabo lo más a lo que pueden aspirar. Que sea suyo lo que miran, suyo lo que ven.
Luego, cuando contemplen el infinito desde el acantilado, recuerden que era recto.
     
                                               Once ilusiones visuales

                                               Y varias curiosidades más

Yo solía dar clases de percepción social. Usaba imágenes como estas que les traigo hoy. No se inquieten, no es un experimento. Si lo fuera, yo no habría venido a pincharles. Es sólo que una de mis alas, González, me lleva repitiendo que les diga, mucho tiempo, en cierto modo.
Yo solía leer los últimos versos de este poema en las clases de percepción social. A veces, fíjense, terminábamos hablando de Fe. En cierto modo, qué cosas tan ridículas ocurren. Si yo sólo llevaba preparado cómo nos mirábamos los unos a los otros. Cómo funciona el software cuando introducimos el pen en la ranura. No era mi intención hablar de dioses. Sólo de ciudadanos imperfectos.

     Ciudadanos perfectos a estas horas,
     honorables cabezas de familia
     que lleváis a los labios vuestra servilleta
     (....)
     Tal como siempre, pues, pedid conmigo:
     Más fe, mucha más fe.
                                Que en cierto modo,
     creer con fuerza tal lo que no vimos
     nos invita a negar lo que miramos.

[El extracto transcrito pertenece a un poema de Ángel González, Alocución a las veintitrés. Su final me gusta desde siempre, aunque el resto no me parece gran cosa y por eso no se lo pongo. Es de su libro de 1962 "Grado elemental". Yo manejo, ya saben, la antología de Alianza mencionada a propósito de otros ojos -solos o con rimel, 26 octubre 2012-.]

jueves, 22 de noviembre de 2012

In memoriam

Escribió César Vallejo:

     Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa.
     Donde nos haces una falta sin fondo!
     Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá
     nos acariciaba: "Pero, hijos..."

     Ahora yo me escondo,
     como antes, todas estas oraciones
     vespertinas, y espero que tú no des conmigo.
     Por la sala, el zaguán, los corredores.
     Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo.
     Me acuerdo que nos hacíamos llorar,
     hermano, en aquel juego.

     Miguel, tú te escondiste
     una noche de agosto, al alborear;
     pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.
     Y tu gemelo corazón de esas tardes
     extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya
     cae sombra en el alma.

     Oye, hermano, no tardes
     en salir. Bueno! Puede inquietarse mamá.

[César vallejo vio publicado su primer libro, "Los heraldos negros", en julio de 1919 (aunque la edición primera tiene fecha de 1918). El poema suyo que transcribo aquí se llama "A mi hermano Miguel" y está dedicado: In memoriam. Busco en la vida del poeta, y descubro que Miguel era tres años y un mes mayor que César y que murió en 1915, por una neumonía. Descubro también que su madre murió en 1918. Caso todo...

Y casando, vuelvo a leer el poema. No sé si la madre había muerto o no cuando el poeta escribió los versos, pero me estremecen de una forma nueva.

-Yo, por cierto, manejo una edición de la Editorial Losada de 1961. Es de mi mamá. He visto esta misma edición por ahí muchas veces, en librerías de viejo o de segunda mano, a precio muy asequible. Les recomiendo buscar, les gustará César Vallejo-

A modo de anécdota, les contaré que anteayer observé a una joven que leía una edición completa de su obra. Estuve a punto de preguntarle si lo hacía por placer o por obligación, pero me dio vergüenza. Otra vez será.

Sólo una cosa más: tenía pinta de que le estaba gustando.]

martes, 20 de noviembre de 2012

Ensoñación

En la luz amarilla, mortecina del cuarto
hay un niño agachado cerquita de un juguete.
Es una noria, vieja no por los años
sino por esa música mecánica, lejana
que cuelga en cada uno de sus brazos.
El niño hace a su mano partícipe del juego
y ella impulsa las palas, y gira gira gira
la noria en incesante movimiento,
la música de feria...

                           Acompasando el ritmo
con la bayeta sucia, en la cocina, solo,
yo estoy en mi doméstica tarea atardeciendo
el pensar ocupado en huecos pozos.
Entonces el ambiente de silencio profundo
es surcado en silencio por el sonido tímbrico 
del juguete que gira, estremeciendo el aire
y cruza mi memoria como el desván oscuro
haces de luz que atraviesan el polvo.

Entre el polvo descubro las casetas
de la feria y el hambre de salir a la calle.
Torpes abrazos, aquellas luces, besos
que no di bajo las palas
                           de la noria grande.
Y norias de juguete que no tuve.
Y tardes que de pronto recuerdo como si.

(Me olvidaba del niño: ya levanta la mano
y deja al juego solo, rodando por inercia
en la tarde amarilla como una ensoñación.)

viernes, 16 de noviembre de 2012

Huecos

Huecos en la mente única
mente huecos en el alma
única alma huecos en
el corazón Huecos Únicos

única mente  puedo escri
bir huecos y qué le voy a
hacer si por ellos caigo
y no me encuentro
                     luego

mejor escribir nada que
en los huecos hay ecos  ecos   ecos

Cómo late el corazón!

domingo, 11 de noviembre de 2012

El doble juego del secreto a voces

He venido a contarles un secreto.
Era un secreto a voces, tan a voces
que parecía perdido su valor
ya me entienden, su fuerza.
Por eso se preguntaba
nuestro secreto
para qué quería ser secreto.
Si no tenía ni valor ni fuerza, para qué quería ser secreto.
Y por eso se hacía más a voces, tan a voces
que al final nadie sabía
que era secreto.
¡Fíjense qué paradoja!
Son cosas que suelen pasar, una espiral irremediable.
Yo les diré lo que el secreto esconde.
¿Qué les parece?
Así tendremos todo algo más claro.

Les diré que un secreto siempre esconde
que juega un doble juego
relacionado más que seguramente con la imposibilidad
de determinar el límite a partir del cual
deja de ser secreto.
Era un secreto a voces, suele decirse
y entonces pierde todo su valor
ya me entienden, su fuerza.
Pero hay veces, no pocas
en que de tan a voces los conocemos todos
y entonces resulta provechoso porque vienen
a enseñarnos cosas nuevas
a clarificar caminos
a deslindar los campos.
No sé si se habían fijado en esto
ni si he sido capaz de explicárselo bien.

¡Hay ejemplos de tantas formas!
Cosas antes secretas que hemos descubierto
y al quedar así expuestas
hemos podido deleitarnos sin arrobo.
Fíjense cuánto hemos aprendido:
el vuelo de los aeroplanos
la masa de las empanadillas
cómo hacer mejor el amor
administrar el bolsillo
expresar nuestras emociones...

Pero está el doble juego
su otra cara.
Ya, seguro que ustedes no la ignoran...
hablan de maravillas de tan a voces que parecen vulgares
insultantes
erróneas
las más de las veces demasiado atrevidas.
Hemos perdido los valores, dicen
conminan a guardar el secreto otra vez.
Ya saben, los procesos
de transición son inevitables.
Nada está quieto por tiempo indefinido.

El secreto que vine a decirles
era un secreto a voces, tan a voces
que había dejado de ser secreto
y simplemente ahí
se había acabado la historia.
Había perdido todo su valor este secreto.
Pasó como con la isla:
el mapa ha desaparecido definitivamente
nadie recuperará nunca ese tesoro.
La riqueza ha sido gastada o ha cambiado de titularidad.
Nosotros guardaremos el secreto
porque de tan a voces tiene un alto valor
una gran fuerza.
No sabemos siquiera que era secreto,
¡así que podremos utilizarlo a nuestro antojo!
Hay que tener en cuenta, solamente
que el secreto mismo puede tener interés en recuperarse.
Que el proceso de transición es inevitable.
Que nada está quieto por tiempo indefinido.
Hemos de estar atentos, porque así
funcionan los secretos
y volverá el momento de darlo a conocer

[Abundaron las cosas que pasearon por mi cabeza mientras escribía esto. Parecía un parque mi cabeza, lleno de plátanos, de castaños y de paseos.

Pasó por allí Watzlawick, a quien les recomiendo encarecidamente que exploren si tienen curiosidad por la psicología humana.

Pasó Houllebecq, afamado en estos tiempos. Iba muy acompañado. Gente que, me pareció, necesita categorizar la vida para sentirse bien. Me pareció comprensible, la verdad, aunque algo triste.

Pasaron unos cuantos millones sin maleta y unos tipos con traje que corrían porque les perseguía la policía. (Luego resultó que la policía perseguía a otros tipos, muy negros, que llevaban copias de cedés. Consiguieron despistarles y me invitaron a una caña, a la salida del parque, en un bar en la calle Sáinz de Baranda que ahora se llama El Rincón de Arturo.)

Pasaron hemistiquios y pausas versales, tipos de letra, edición de textos, la métrica de Machado y la de Rubén Darío, el amigo Unamuno haciendo dibujos en el cuaderno... estudios literarios en fin que fueron quienes me hicieron venir a contarles un secreto -cuánto me gustan-

aunque luego me fuera por los cerros de Úbeda.]

jueves, 8 de noviembre de 2012

El panzudo

Los diminutos cuerpos
de las hormigas trazan
caminos en la arena
que conducen al fondo
de la caverna.
               En ella
hay un panzudo ser.
-Callad, está durmiendo
dice Miga a las otras,
cuando estaban entrando
alborotadas.
              -¿Por qué?
le preguntan. -¿Qué pasa?
- Recién le di el veneno.
- ¿Se lo ha tomado todo?
- No ha dejado ni gota.
- ¿Y entonces? ¿El problema?
- Quiso morir soñando.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Isla

Cuando te miré
tus manos se limpiaron en el vestido de flores
pero cuando miraste al fondo
allí apareció una isla
y en ella tus manos flotaban por el agua cálida.

Luego, cuando conseguí hablarte,
desviaste los ojos y se esfumó la isla,
tus manos tragaron agua
y se escondieron.

Las busqué por los pliegues del vestido de flores.

Las escudé con las mías.

Y extraje no sé de dónde un lápiz blando
que utilicé para dibujar
en tus dedos palmeras
en tus palmeras olas.

Fueron agitadas por el viento.

Parecían bandadas de pájaros.

Me miraste entonces con el ala entablillada
del fondo de tus ojos
y me alcanzó una luz.
Hoy recuerdo ese día como si hubiera sido de verdad.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Poema de amor

Tú tienes unos tobillos hermosos
pero a mí me revienta en las tripas
ver el mundo girar alrededor
en paro y en quiebra
en paro y en quiebra
en paro y en quie bra