Crean
el viento y las nubes
el fragor de las ramas de los árboles
la inevitable sensación de mar
de naufragio doméstico y seguro
de inquietud palpitante
de agitado silencio.
Y caminamos
con las mentes vacías
dispuestas a colmarse de sabor
ateridos de frío y de humedad encubiertos
por sendas ignoradas cuyo destino
desconocemos.
No
llegamos al fin,
quizás al fin ya nunca y nunca llegamos.
Pero encontramos valles
y recodos
donde precipitar las entreabiertas aguas
las tersas piedras
y el cansancio angosto.
Casi como en la vida
la inevitable sensación de mar
de naufragio doméstico y seguro
de inquietud palpitante
de agitado silencio
Estimado Ricardo Lamelas
ResponderEliminarEstoy acá lieendo este espazio Hermoso, y, en retribuición, estoy a te seguí por elle. Mucho hermoso, y sabio este espazio.
Reciba un abrazo, del Brazil.
Gracias José María, por los comentarios, por el abrazo, por el Brazil.
EliminarY con esto del Brazil no puedo evitar derivar (¿debería?) a Lenine por ejemplo, ese otro genio. Seguro que tú José María le conoces, pero aquí en este lado del océano hay mucha gente que no. Escribiré algo con él, seguro, no puede ser que no. Pero antes, abundando en lo de colocar enlaces, deléitense con el silencio de las estrellas, háganme caso:
http://www.youtube.com/watch?v=bIxJNISqwmA
Gracias por tus cálidas palabras, Ricardo. Y felicidades por tu poesía, tan vital, tan plena de emoción.
ResponderEliminarEfectivamente, estamos muy cerca,
Un gran abrazo.
Gracias a ti Antonio. Me han gustado realmente los dos poemas tuyos que he tenido ocasión de leer. Se los recomiendo a todo aquel que pase por aquí, basta con que pinche sobre la imagen de Antonio Porpetta (sin hacer daño, claro). Un abrazo
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