lunes, 24 de septiembre de 2012

Utopía canibalista

Los fuertes le mostraron
los puños al más débil
y le hicieron papilla.
Luego lo devoraron,
tan voraces
que no pudieron apreciar siquiera,
hasta que en la garganta
la barriada de nódulos
les hiciera imposible respirar,
que aquellas proteínas germinaban
su propia destrucción.

Sus cuerpos
apestados
cosecharon en la comarca
uno de los mayores fracasos gastronómicos que se recuerdan.

3 comentarios:

  1. La voracidad es ciega
    buena poesía
    saludos

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  2. Vivimos tiempos de mucha voracidad caníbal, pero sólo unos pocos como tú se atreven a traducirlo al lenguaje poético. ¡Enhorabuena Ricardo! Me parece muy vivo tu blog. Bs

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  3. Gracias mil Vivi, y Balbi. Y sí, cierto, la voracidad es un poco ciega, y claro, los atracones luego dejan huella. Pena que no siempre cosechen fracasos, como debieran... en fin, que me lío, muchas gracias y un beso. Ricardo

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