viernes, 31 de agosto de 2012

Ribadeo (Galicia) 30 agosto 2012

Celso Emilio Ferreiro escribía en gallego, que era a súa lingua. Mi padre dice que hay un libro suyo muy interesante, "Longa noite de pedra", en edición bilingüe. El poema (extracto supongo) de la foto es muy famoso, me dice Marta, entre galeguistas. Espero que os suene bien, como a mí hoy por las calles de Ribadeo.
Nunca llevo gravata, no va conmigo. No sé hacer el nudo. No me ha interesado jamás ese objeto que aprisiona el cuello y cuelga sobre la barriga a una altura que puede ser o no acertada. En mi imaginación, lo más que logro es ver la punta triangular metida en la sopa, no me da para más.
En mi memoria veo sin embargo a mi padre aflojándola, al llegar a casa. Antes, él la usaba siempre, sobre todo por disimular un gran quiste de grasa que tenía justo debajo de la nuez. Hace unos años, se la extirpó un cirujano. Fueron, bola de grasa y corbata, a un lugar ignorado del que no han vuelto nunca...
Mi abuelo por su parte, Ricardo se llamaba como yo, la ponía para ir a la ciudad, y también para hacerse fotos. Se le ve orgulloso en ellas, grande y orondo abrazándonos. Fue un hombre que dicen no tuvo nunca nada, pero esa nada fue como tenerlo todo. Una pequeña corbata negra sobre la camisa blanca de domingo.
Quizás tanto como la tapa pintada de una alcantarilla que encuentro hoy cien metros más allá.
Como la tarde que he pasado deitado fronte ao mar.
Cheo de amor por mis devanceiros (predecesores).

miércoles, 29 de agosto de 2012

Nubes

Increíbles: las nubes blancas
grises azules superpuestas
opacas y brillantes in
tangibles: las nubes increíbles

martes, 28 de agosto de 2012

Los jabalíes

El sexo de tu piel, los jabalíes
devorando como prodigio tus enaguas,
el hambre que tejo bajo tu sonrisa,
la enfermedad, saberme desolado
si te vas. Se confunden
tanto la nieve, el sol, las cucarachas
que uno se siente solo
loco, como una espiga
como una soledad frente a la muerte.
El veneno
de las gotas de sal. El amargo
aspaviento de las ratas que hacen el amor.
Hacer el amor contigo
sobre un lecho de espinas.
Después, acaso, rezar.
    Creo en ti, virgen,
    calva de ascuas,
    duna de barro, lluvia
    de semillas, ansia.

El amor de los perros. Hieres
la fiebre de la noche con tu piel,
la inquietud, el sonrojo
de mis manos con tu mirada.
Los tigres van
mordiéndose las uñas, el aire
vuela sobre la ropa tendida
despide aliento, escupe
mierda con su lengua, sus dientes
esperan un hueco de lombrices,
como si el suicidio se hubiera consumado.
Demasiado sexo, dices,
demasiado dolor, si te vas
demasiada fe.

El amor de los perros.
La irrupción precipitada de los jabalíes.
Las cicatrices, el fragor, las costras
de tu piel. La ballena
desparramada en los acantilados.
Sus trozos de carne.
Mi dicha.
Luego, mucho más tarde, el olvido... Perdón,
    malditos huesos de aceituna
    malditos sueños de color a verde)
La Rabia
de no saber cómo aferrarte.

viernes, 24 de agosto de 2012

Sobre las odas

Enojadas un tanto, algunas odas
elevaron un grito agudo al cielo.
De arriba cayó un rayo
con forma de martillo
que las dejó aplastadas contra el
pavimento.
Se esparcieron sus rimas ya sin juicio a lo lejos.

Desde entonces -se dice- las odas no se enojan.

lunes, 20 de agosto de 2012

Las avispas

Las avispas huyen de mi
mente, casi se tornan
aéreas
palabras
expresiones hábiles
de las impresiones que in-
vaden mi día, como hormigas
locas mojando mi
cuerpo, la rabia
corroe mis entrañas tierra
de lombrices, todo
lo que vuela in-
hunda mis días.

Y. me contradigo

Y. me torno incierto

Y no sé si amo
si ardo o si ador-
o casi
si deseo sólo,
sin saber qué quiero
si romper si nuevo si pasado
todo si amanezco
como si trasnocho
romo
como si dormito
si quiero o no quiero
olvidarte, amarte, carecerte, tierno
Gusano de anillos gruesos y redondos.