lunes, 16 de julio de 2012

Por un hilo

Me topé en la seda
de la piel de la calle
con un poema
esparcido.
Cuando llegué a su boca
después de saludarnos y antes de conocer
nuestros nombres, yo sabía
que habríamos de ser
buenos amigos.
El tenía un sonido
sonriente en los labios
y yo necesitaba una sonrisa.
Le invité a un café
y conversamos.
Del surco de su aliento
brotaba la alegría
se descolgaban letras que cabalgaban
por las voces del aire, y volvían
tras contagiar su sangre.
Él parecía estar
también alegre
reía sin parar
me daba besos
y sus versos bebían
la música salvaje que habita
entre las ramas de los árboles
en las espigas nuevas
de los trigos.
No sé cómo ocurrió
pero me emborraché con su frescura.
Volví a casa dando tumbos
rebotando de pared a pared.
Al día siguiente lo encontré en mi cama.
Me lleva caminando desde entonces
por un hilo
como aquel que camina por el aire.

2 comentarios:

  1. Que hermoso encuentro con la inspiración
    que bonito lo cuentas, me encanta.
    saludos

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  2. Los hilos que caminan por el aire son como las hojas que aletea el viento. Su movimiento me parece tan vivo que estremezco. Un beso

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