sábado, 30 de junio de 2012

Risa necia

Rieron, al principio, cuando vieron
a un pordiosero en el vagón contiguo.
Querían burlar su suerte con desmanes
con sorry, con excuse me, non parlare...

Mas llegó el individuo sudoroso
alegó perorata y documentos
y la chanza se puso avergonzada
el discurso calaba en los oyentes.

Yo no conozco oficio más indigno
que pedir en los trenes caridades
a cambio de las íntimas desgracias.

Ni he visto nunca burla más infame
que la que se entretiene en el mendigo
sin saber si hace bien o mal su oficio.

3 comentarios:

  1. Qué sorpresas te pueden dar los pordioseros y otros etiquetados, y qué "zases en toda la boca". :)

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    1. Gracias anónimo amigo o amiga por tu comentario.
      De todos modos, ¿no te parece que en este sentido hemos crecido? (Quiero decir: estas cosas pasaban más hace años -de hecho yo escribí esto hace ya bastantes años-, hoy somos más cautelosos, respetuosos. No nos sirve para eliminar la desigualdad, porque por desgracia seguimos padeciendo egoísmo -este sí onanista, ver Qué es esto, entrada de 7 de mayo-, horripilante enfermedad, quizás cada vez más. Pero nos sirve para saber que en cualquier momento nos puede caer en toda la boca un zas y quedaremos mudados como moscas muertas, panza arriba en la encimera de nuestra cocina.)
      Bueno, no sé, gracias por tu aportación. Me anima.
      un beso

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  2. Que no nos contagien esas necias risas los viajes...

    Un beso caminante

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